Hermanos: Jesús, el Hijo de Dios, es nuestro sumo sacerdote, que ha entrado en el cielo. Mantengamos firme la profesión de nuestra fe. En efecto, no tenemos un sumo sacerdote que no sea capaz de compadecerse de nuestros sufrimientos, puesto que él mismo ha pasado por las mismas pruebas que nosotros, excepto el pecado. Acerquémonos, por lo tanto, con plena confianza al trono de la gracia, para recibir misericordia, hallar la gracia y obtener ayuda en el momento oportuno.
Precisamente por eso, Cristo, durante su vida mortal, ofreció oraciones y súplicas, con fuertes voces y lágrimas, a aquel que podía librarlo de la muerte, y fue escuchado por su piedad. A pesar de que era el Hijo, aprendió a obedecer padeciendo, y llegado a su perfección, se convirtió en la causa de la salvación eterna para todos los que lo obedecen.
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Beata Benedetta Bianchi Porro (Día de fiesta: 23 de enero)
8 de Agosto de 1936-23 de enero de 1964
Benedetta nació en Italia y fue la segunda de seis hermanos. A los tres meses de edad contrajo polio y sufrió de bronquitis en repetidas ocasiones. Benedetta creció usando un aparato ortopédico en la pierna para evitar que su columna vertebral se deformara. Cuando tenía 13 años comenzó a perder la audición. Aún así, Benedetta perseveró y viajó a Milán en donde estudió primero física, pero después discernió que estaba llamada a estudiar medicina. Benedetta quería ser doctora para poder ayudar a aquellos que necesitan más cuidados médicos. Estudió con diligencia a pesar de su pérdida auditiva. Después se descubrió que Benedetta tenía una condición llamada neurofibromatosis o enfermedad de Von Recklinghausen. Más adelante, la enfermedad la forzaría a dejar la escuela de medicina y la dejaría ciega y sorda. Benedetta estaba limitada a su casa con su enfermedad. Comenzó a escribirle cartas a gente con la que compartía su fe y su amor por Dios. Se sometió a numerosas operaciones que la dejaron paralizada y poco a poco fue perdiendo los cinco sentidos.
En 1962, Benedetta hizo una peregrinación a Lourdes y oró por un milagro. Cuando estaba ahí conoció a una joven que lloraba a un lado de ella. Benedetta la tomó de la mano y la animó a orar pidiendo por la intercesión de la Santísima Virgen. La joven mujer fue sanada. Cuando Benedetta regresó a casa, la gente comenzó a viajar para ir a verla y su reputación de mujer amable y santa creció. Muchos llegaban con la intención de consolar a Benedetta y salían sintiendo que ellos eran lo que habían sido consolados por su presencia. Cerca del final de su vida, Benedetta estaba completamente inmóvil con la excepción de una mano. Una vez dijo: “Quiero decirles a los que están sufriendo, a los enfermos, que si somos humildes y dóciles, el Señor hará grandes cosas en nosotros”. Su amor por el Señor y por los demás nunca se tambaleó durante su vida entera de enfermedad. Murió de su enfermedad en 1664.
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•En el Antiguo Testamento, el papel del sacerdote era ofrecer sacrificios animales en nombre de la gente. ¿Por qué es apropiado llamar a Jesús “Sumo Sacerdote”?
•¿Qué sientes al verque Jesús murió en la cruz para que tus pecados fueran perdonados?
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•La beata Benedetta Bianchi Porro sufrió mucho en su vida, sin embargo, por medio de su sufrimiento llevó a la gente hacia Jesús. ¿Cómo podemos usar nuestros momentos de sufrimiento para llevar a la gente a Jesús?